Hoy fue uno de esos días, uno de esos que desde que empieza sabes que no debiste de abrir los ojos, de hecho todo empezó desde ayer, no fui a casa de mi madre, con reproche de por medio que tuve que evadir diplomáticamente porque como le dices a tu mamá que por esta vez prefieres quedarte a invernar todo el domingo a manejar dos horas de ida y de regreso para verla sin que se ofenda??.
En fin me quede en casa y dormí mucho, mas de lo debido, así que hoy tenia tanta pereza acumulada que no me podía levantar y ahí empezó todo, se me hizo tarde, no desayune, aún así llegué tarde a mi trabajo, me queme la lengua con el café, no había galletas (igual y ni podía comerlas porque estoy a dieta) y a media mañana el hambre ya no me dejaba concentrar y el día se hizo demasiado largo.
Por fin la hora de comida, salí corriendo con el debido aumento de trafico por el fin de vacaciones (lo había olvidado), a cocinar rápidamente, comer, correr de regreso, y a sufrir las ultimas tres horas del trabajo del día con una coca zero (maldita dieta).
Todo por costumbre, todo de malas, todo en automático.
Por fin salir del trabajo con la firme promesa de ahora si, llego a hacer ejercicio, la cual se vio coartada por mi pequeño hijo de cuatro patas que exigió enérgicamente que lo sacara a pasear así que no me quedo de otra (al fin que caminar cuenta como ejercicio.
Regresamos, yo mas cansada que el creo, ceno cosas verdes, el croquetas con pollo, por poco le cambio el plato.
Recuerdo que no tengo ropa planchada así que plancho lo mínimo indispensable para mañana.Ahora escribo y veo el noticiero en el que parecen ansiosos de que llegue el huracán para tener nota, en fin esperemos que no les vaya tan mal.
En un ratito ya me iré a dormir para darle fin al día, sin poder decifrar todavía el misterio del san lunes.
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